Por qué Gante es mejor que Brujas para ver en un día desde Bruselas

Bélgica es un país relativamente pequeño y con una red de trenes bastante potente. Tanto es así que cualquier visita a Bruselas que dure más de cuatro días suele acompañarse con una excursión de un día a otra ciudad del mismo país. Normalmente, la ganadora suele ser casi siempre Brujas, una pintoresca ciudad de la región de Flandes con algunos canales, aparentemente anclada en el medievo y una verdadera mina de turistas.

Sin embargo, si buscas una visita más auténtica e igual de interesante, desde Bekia Viajes te recomendamos que te decantes por Gante. Una ciudad universitaria con mucha menos fama pero con más interés de lo que puede aparentar en un principio.

No se trata de echar por tierra a Brujas. Es más, si dispones de tiempo lo recomendable es que veas las dos. Pero si las horas apuran y necesitas tomar una decisión, te explicamos por qué debes darle una oportunidad a Gante. También puedes ver las dos en un día, pero es algo que no recomendamos ya que es demasiado precipitado.

Transporte: Gante está más cerca de Bruselas

Aunque ambas ciudades están cerca, el viaje a Gante es más corto. Desde el centro de Bruselas tardarás unos 37 minutos en acceder a la estación de Sint Pieters en Gante. Hasta la estación de Brujas el viaje dura aproximadamente una hora, y pasarás por el propio Gante.

En ambos casos, las estaciones de tren están ligeramente alejadas del centro histórico y turístico de la ciudad. En el caso de Brujas te llevará aproximadamente un cuarto de hora andando, mientras que en Gante el tiempo sube a una media hora, aunque en Gante puedes coger cualquier tranvía que te sube al centro histórico en minutos.

Casco histórico: Gante está libre de coches y es igual de original que Brujas

Uno puede tener la tentación de decir que Brujas es más original por ser "más medieval", pero al contrario. Lo que es el casco histórico de ambas ciudades tienen características similares y, aunque algunos edificios en Gante sean nuevos, muchos se construyeron para la exposición universal de 1913 simulando estilos arquitectónicos que no desentonan con el resto.

La plaza del Mercado de Brujas, vista desde la torre del Campanario

Tal vez la mayor diferencia entre una ciudad y otra sea el centro libre de coches. Hace tiempo que visité Brujas por primera vez y, al volver tras haber estado en Gante, es lo que más choca: mientras el centro de Gante es completamente peatonal, en Brujas tienes que ir apartando minibuses turísticos y resto de vehículos que, además, entorpecen las instantáneas y ensucian el carisma de la ciudad.

Todo el centro de Gante es peatonal y libre de coches

Gante fue una de las ciudades pioneras en esto de eliminar los coches del caso histórico. Estableció en 1996 una pequeña zona libre de vehículos que se amplió considerablemente en 2020 dando prioridad absoluta a peatones y ciclistas. Desde entonces la medida ha sido todo un éxito dotando a las calles de una nueva vida, con multitud de terrazas y más gente paseando a casi cualquier hora del día. Una verdadera gozada.

Atracciones: Ambas tienen canales que recorrer, aunque Gante es más barata

Tal vez la atracción principal de Brujas sean sus canales, por algo es considerada "la Venecia del norte". Lo primero que casi cualquier turista hace nada más plantar pie en la ciudad es correr a la cola para subirse a uno de los barcos que recorren los céntricos canales.

Los canales de Brujas, considerada la 'Venecia del norte'

Pero Brujas está lejos de ser Venecia y sus canales, también. El espacio es tan limitado que todo está regulado: sólo unas pocas compañías pueden ofrecer el recorrido, que siempre es el mismo. El precio también es fijo: 12 euros. En Gante, en cambio, los canales no sólo también existen sino que hay más y más grandes, permitiendo mayor variedad de recorridos y, además, viajes más baratos, desde los 8 euros.

La Adoración del Cordero Místico, un imprescindible de Gante

Si tu tiempo te lo permite, Gante tiene además al menos tres atracciones en las que deberías parar e invertir un poco de tu visita: recorrer el céntrico castillo de Gravensteen y aprender sobre las torturas en la Edad Media; visitar el famoso Altar de Gante en la Catedral de San Bravo con su cuadro más famoso, la Adoración del Cordero Místico; y visitar la torre de Belfry, donde podrás contemplar unas impresionantes vistas de la ciudad y conocer la función de estas torres cuando fueron construidas.

Ambiente: Gante tiene menos turistas, más estudiantes y es más auténtica

Brujas es, sobre todo, una ciudad turística de un día. Por la mañana está plagada de minibuses de excursiones y gente abarrotando todos los bares y chocolaterías. En cuanto cae el sol los turistas desaparecen y los locales prácticamente también y la ciudad se convierte en una especie de fantasma dormido esperando al amanecer.

El Castillo de Gravensteen de Gante

Gante es, en cambio, una ciudad eminentemente universitaria. Tampoco vamos a exagerar y decir que tiene una vida comparable a cualquier ciudad española (los belgas, como casi todos los europeos, se recogen antes), pero al caer el sol tienes todavía múltiples opciones para pasar el rato. Desde gente sentada a los pies del canal a echar la tarde con alguna bebida a las múltiples terrazas donde tomar algo si el tiempo lo permite.

Restaurantes: Mayor variedad de comida y más económicos

Al ser una ciudad donde la gente suele pasar más de medio día, Gante cuenta con una oferta gastronómica más extensa. Y al no tener como clientela objetivo únicamente al turista medio, los precios son también más competitivos por obligación.

Y más variados. En el centro histórico de Brujas encontrarás mil y una chocolaterías, algún que otro bar belga y mucho restaurante clásico o italiano. La oferta en Gante es mucho más internacional, con cocinas turca, india, mucho sushi, etc. a tu disposición.

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En definitiva, Brujas y Gante son dos ciudades preciosas que suelen recibir visitantes de un día procedentes de Bruselas. Si este es tu caso y sólo puedes ver una de las dos, alejarte de lo que hace todo el mundo y apostar por algo menos famoso pero más bonito y original es la apuesta a caballo ganador.