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DONOSTIA

Gastronomía, arte, cultura, playa y Hotel Arbaso: Un fin de semana de ensueño en San Sebastián

Gastronomía, arte, cultura, playa y Hotel Arbaso: Un fin de semana de ensueño en San Sebastián
Guillermo Álvarez Corrales

Guillermo Álvarez Corrales

Pasión por viajar por el mundo y contar lo que veo y vivo en cada lugar.

Última actualización: 20 Mayo 2022
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El Hotel Arbaso ofrece una gran experiencia para quien visita Donostia, una ciudad tan bella como vibrante.

Pasear por San Sebastián es todo un lujo. Donostia es una hermosa ciudad totalmente abierta al mar y con una arquitectura que impacta a quien camina entre sus hermosas y animadas calles. Entre sus lugares más destacados se encuentran el Casco Viejo, un lugar para perderse y disfrutar de los mejores pintxos, el Peine del Viento, triple escultura de acero firmada por Eduardo Chillida que cierra la playa de Ondarreta, el Palacio Miramar, recuerdo de los veraneos de la Familia Real en San Sebastián, el Gros o el Monte Igeldo y por supuesto la playa de La Concha y todo su entorno, un plan perfecto para un fin de semana.

Vista de la Catedral del Buen Pastor desde el Hotel ArbasoVista de la Catedral del Buen Pastor desde el Hotel Arbaso

Y si todos esos lugares merecen una visita, también es importante acercarse hasta la Catedral del Buen Pastor, construida a finales del siglo XIX y con rango de catedral desde 1953. De estilo historicista neogótico, destaca por su excelsa torre de 75 metros que hace que se levante imponente en la zona centro de la ciudad. A dos pasos de allí, casi literalmente, se alza uno de esos clásicos edificios de San Sebastián que engalanan la ciudad sin ser monumentos en sí mismos. Se trata de una casa construida en el siglo XIX en la que puedes sentir el lujo donostiarra por unos días... Se trata del Hotel Arbaso.

La magia del Hotel Arbaso y Narru

Arbaso significa en euskera antepasado. ¿Por qué este nombre? Hotel Arbaso busca ofrecer alojamiento, por supuesto, pero también conocer, vivir y descubrir la cultura vasca, los orígenes. Porque todas las historias tienen un origen y en Arbaso puedes descubrirlos. Además, este establecimiento sumerge al visitante en Euskadi, en su entorno y en su cultura. Para empezar, lo hace con su estética. No hay duda de que es importante ofrecer un bonito envoltorio. Cierto es que si al destaparlo no hay nada, la decepción es enorme, pero afortunadamente no es este el caso.

Detalle de la mesa de nogal de la recepción del Hotel ArbasoDetalle de la mesa de nogal de la recepción del Hotel Arbaso
Imagen de la recepción del Hotel Arbaso de San SebastiánImagen de la recepción del Hotel Arbaso de San Sebastián

Así, tras admirar el bello edificio en el que se asienta el hotel, entrar en su recepción muestra ya ese toque especial. No hay recepción como tal, o no la clásica recepción de hotel que todo el mundo pueda imaginar. En su lugar hay una mesa de nogal con una silla para que evidentemente la persona encargada de recibir pueda tomar asiento. Al otro lado, dos sofás, una mesa de cristal y una chimenea dan calor a una estancia en la que predomina la madera.

50 habitaciones con 10 categorías

En el hotel hay 50 habitaciones. A su vez se dividen en 10 categorías para todos los gustos y bolsillos. Una de las más exquisitas se encuentra en la quinta planta. Si la experiencia ya empezó al admirar el edificio exterior y prosiguió con el clásico check-in, continúa al entrar en la habitación, no sin antes admirar la puerta de madera. Sí, este hotel es para amantes de la madera.

Planta superior de una de las habitaciones del Hotel ArbasoPlanta superior de una de las habitaciones del Hotel Arbaso
Sala de estar de una habitación del ArbasoSala de estar de una habitación del Arbaso
Bloque de roble de Atari en la sala de estar de una habitación del ArbasoBloque de roble de Atari en la sala de estar de una habitación del Arbaso

Todo es funcional, nada es excesivo, no es un lujo pretencioso, ni tampoco clásico. Es otra cosa. Se nota al ver la sala de estar, donde hay una chimenea perfecta para los días fríos y que queda bonita como ornamento en los cálidos. Se nota en el bloque de roble de Atari que a modo de mesa de centro decora con potencia la estancia. Y se nota en la parte de arriba, donde la habitación y el baño principal no defraudan. Hay que verlo, hay que disfrutarlo, hay que sentirlo, hay que vivirlo.

Del Narru al mercado de San Martín

Tampoco defrauda el Restaurante Narru, que ubicado en el local que da a la calle San Martín es una de las experiencias que ofrece Arbaso. Narru, que significa cuero en euskera, goza de la misma elegancia acogedora que el citado hotel, mostrándose como el lugar ideal para aquellos que aprecian la buena gastronomía. Como recomendación para cenar, el pulpo parrilla, pilpil de pimentón y patatas rate. Del desayuno mejor no hablar porque lo ideal es probarlo, y por qué no decirlo, admirar también la presentación antes de degustarlo.

Pulpo parrilla, pilpil de pimentón y patatas rate, una de los platos del restaurante NarruPulpo parrilla, pilpil de pimentón y patatas rate, una de los platos del restaurante Narru

Pero evidentemente al estar en San Sebastián hay mucho para ver y para hacer. A todo lo mencionado anteriormente se le añade un paseo por los alrededores de Arbaso, donde se asienta el Mercado San Martín, donde se pueden adquirir productos en las que llaman las joyerías del mercado: pescadería, carnicería y frutería.

Una visita al Chillida Leku

Después de dar un buen paseo por la zona y asomarse a La Concha, nada mejor que disfrutar de una de las experiencias que ofrece Arbaso en colaboración con Basque Destination como la visita al Chillida Leku. El escultor donostiarra Eduardo Chillida (1924-2002) no solo logró ser profeta en su tierra, sino que anhelaba contar con un gran espacio en Euskadi en el que mostrar su obra: "Un día soñé con una utopía: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y la gente caminara entre ellas como por un bosque". Ese era su sueño, y ese sueño se hizo realidad.

Vista del jardín del Chillida Leku con el caserío Zabalaga al fondoVista del jardín del Chillida Leku con el caserío Zabalaga al fondo

En 1983, Chillida y su esposa, Pilar Belzunce, compraron la finca de Zabalaga en Hernani, a unos 7 kilómetros de San Sebastián. Allí empezó a hacerse realidad ese sueño que ha logrado ser un estupendo museo concebido como quería Chillida. La experiencia es mágica sin explicación alguna, pero gana mucho más si una de las guías se afana para que se conozcan todos los detalles sobre este increíble lugar que impresiona a los amantes de la escultura, pero también a los que lo sean menos.

Allí se alza poderoso el caserío, que tras una amplia restauración luce por fuera como el primer día. Se respetó su aspecto tradicional y por supuesto el escudo de los Zabalaga, la familia a la que perteneció. Ya en el interior se puede admirar la amplia estancia en la que se emplazan obras menos pesadas y más frágiles que se pueden conservar mejor que en el exterior.

La escultura 'Harri' con 'Buscando la luz' al fondoLa escultura 'Harri' con 'Buscando la luz' al fondo

Si el caserío y lo que guarda impacta, más lo hace el exterior, el jardín del Chillida Leku, que en sus 11 hectáreas alberga una serie de esculturas que están perfectamente integradas en el entorno. Hay una parte más boscosa en la que las obras cumplen aquello con lo que soñó Chillida, mientras que por otro lado se encuentra la campa, un extenso prado verde en el que se alzan las esculturas más impresionantes. Todas ellas merecen pararse, ser admiradas y también tocadas. Sin desmerecer a las demás, hay algunas como estas que son especialmente interesantes:

  • 'Lo profundo es el aire XVII' (1997, escultura de granito)
  • 'Esertoki III' (1990, escultura de acero)
  • 'Buscando la luz I' (1997, escultura de acero)
  • 'De música III' (1989, escultura de acero)
  • 'Consejo al espacio IV' (1987, escultura de acero)
  • 'Lotura XXXII' (1998, escultura de acero)
  • 'Harri IV' (1993, escultura de granito)
  • 'Homenaje a Balenciaga' (1990, escultura de acero)
  • 'Arco de la libertad' (1993, escultura de acero)

De La Concha a Ondarreta

Tras perderse en el Chillida Leku toca volver para recorrer un poco más Donostia, un placer durante todo el año, y más cuando sale el sol y la climatología es más agradable. Es un buen momento para descubrir el centro, regodearse disfrutando el hermoso edificio en el que se asienta el Ayuntamiento y pasear por La Concha mirando a un lado y al otro. El Cantábrico es siempre admirable, sobre todo con esas vistas a la isla de Santa Clara, al Monte Urgull y al Igueldo, pero al otro lado hay unos edificios tan bonitos que merece la pena ir combinando la vista.

Vista de San Sebastián y la bahía de La ConchaVista de San Sebastián y la bahía de La Concha

La Concha termina y empieza Ondarreta, no sin antes atravesar Miramar. Aquí está el palacio que la Reina María Cristina, esposa de Alfonso XII y madre de Alfonso XIII, ordenó levantar al arquitecto británico Selden Wornum, que erigió una residencia al estilo de una casa de campo inglesa que enamoró a la Reina Regente y donde también veranearon Alfonso XIII y la Reina Victoria Eugenia, la misma que da nombre al emblemático Teatro Victoria Eugenia, que acogió el Festival de Cine de San Sebastián hasta que cedió el testigo al Kursaal.

Arte en Villa Magdalena

Buscando más arte se puede llegar hasta el final de la playa de Ondarreta. Desde allí la vista es sublime porque se tiene otra panorámica de la ciudad. Si se quiere más Chillida, allí está el Peine del Viento, y si no, o bien ya se ha admirado, por allí se encuentra Villa Magdalena, en cuyo garaje se puede disfrutar del arte gracias a Cy Schabel, hijo de Julian Schnabel y Olatz López Garmendia, que ha montado en esta residencia familiar donostiarra un centro de arte muy original.

El Maun Grill Bar se encuentran en el Mercado San MartínEl Maun Grill Bar se encuentran en el Mercado San Martín

Una cena en el mercado

Al caer la noche y volver hacia el entorno del Arbaso, la cena espera en el Maun Grill Bar. Para encontrarlo hay que regresar al Mercado San Martín, donde cuando decaen las compras los puestos se cierran y llega el momento de la restauración. El Maun pone mesas y sillas en el mercado, ofreciendo una atmósfera única para una cena especial. Atención a sus pescados, son de otro planeta.

La mejor despedida si el tiempo lo permite

San Sebastián tiene un clima oceánico que se caracteriza por temperaturas suaves y mucha lluvia. Esos verdes paisajes se pagan, pero quien visita toda la cornisa cantábrica sabe que merece la pena ante la inmensa belleza de Asturias, Cantabria y Euskadi. Eso sí, no siempre llueve, y si se ha viajado a San Sebastián y el tiempo es favorable, no hay nada mejor que despedirse con un buen baño en La Concha.

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La Playa de la Concha de San SebastiánLa Playa de la Concha de San Sebastián

El Cantábrico es un mar único, con una fuerza y una energía realmente mágicas. Bañarse en sus aguas, siempre con precaución, como cada vez que se entra en el mar, es toda una experiencia, pero dicha experiencia se engrandece entrando en el Cantábrico con vistas a la isla de Santa Clara o a los dos montes que cierran la bahía donostiarra. Al darse la vuelta ahí se alza San Sebastián, tan elegante, tan increíble y tan hermosa. Hay que decir adiós a la ciudad y al Hotel Arbaso con la promesa y la esperanza de volver, pero no sin antes una buena comida en la parte vieja. Así la despedida se lleva mejor.

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