Durante años, Castilla estuvo sumida en una guerra civil que no solo enfrentó a dos hermanos, Pedro y Enrique, sino también a un Rey y un aspirante al trono, y a un miembro de la Casa de Borgoña con uno de la de Trastámara. Solo quedó uno, y mientras que El Justiciero o El Cruel, según cada parte de la historia recuerda a Don Pedro, perdió la cabeza, un nuevo Monarca se ciñó la corona sobre la suya propia en 1369, comenzando también con ello el dominio de una nueva dinastía que llegó a gobernar también en Aragón, Nápoles y Sicilia, y cuyo legado se perdió en 1555, cuando falleció la Reina Juana I, última integrante reinante de este linaje y a quien la historia también parece haber olvidado.
Mientras este cruento enfrentamiento sumía a Castilla en una guerra civil que le conducía a la ruina económica y social, la paz se mantenía en uno de los lugares que marcaría la vida espiritual de los monarcas de la nueva Casa Real. El Monasterio de Santa María de Guadalupe, localizado en la provincia de Cáceres, era uno de los principales centros religiosos del reino desde tiempos de Alfonso XI de Castilla, padre del propio Pedro I, aunque fueron los Trastámara los que terminaron por convertirlo en su feudo religioso e, incluso, en uno de sus panteones. Cultura, fe, arte e historia se dan la mano en este enclave de Extremadura de trascendental importancia para España y el mundo, como así demuestra su declaración de Patrimonio de la Humanidad en 1993.
Historia del Monasterio de Guadalupe
Como todo gran centro de poder espiritual, el origen del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe es incierto. Los primeros testimonios escritos sobre esta fundación monástica se encuentran tras la victoria castellana y lusa en la Batalla del Salado, acontecida en 1340 y cuando se produjo la derrota de los benimerines. Alfonso XI, Rey de Castilla en aquel momento, sostuvo que el triunfo cristiano se debió a la intercesión de la Virgen María, bajo la advocación de Guadalupe. Para agradecer la ayuda divina, reformó la primitiva ermita en la que recibía culto la imagen, construyendo una nueva iglesia y otros edificios complementarios, creando un gran conjunto.
Alfonso XI, además de reformar el santuario de la Virgen de Guadalupe, lo convirtió también en un priorato secular y en un patronazgo real en manos del Rey de Castilla. Sin embargo, en 1389 es elevado a la categoría de monasterio gracias a una decisión de Juan I de Castilla, que renuncia a ser patrón del mismo y se lo entrega a los monjes de la Orden Jerónima, siendo el momento en que se emprenden nuevas reformas que le dotan de su aspecto actual. El gótico pasó a convertirse en su seña de identidad, con una gran influencia del estilo mudéjar imperante también en aquel momento en los reinos hispánicos.
El paraíso de Isabel 'La Católica'
A pesar de que Juan I de Castilla había desposeído a los monarcas castellanos de la condición de patrones del Monasterio de Guadalupe, los reyes de la dinastía Trastámara continuaron vinculados a este importante cenobio. La Reina Isabel 'La Católica' fue una de las que más conectadas se sintieron a este enclave, visitándolo en decenas de ocasiones a lo largo de su vida, siendo la primera de ellas en 1464, cuando todavía era Infanta. Consiguió que su esposo, Fernando II de Aragón, también llegase a profesar devoción por la Virgen de Guadalupe, visitándolo juntos en diversas ocasiones.
Las visitas más célebres de los Reyes Católicas son aquellas en las que coincidieron con Cristobal Colón, a quien Castilla encomendó la empresa que tenía por objetivo llegar a las Indias por el oeste y que supuso el descubrimiento de un nuevo continente. Aquí le recibieron en tres ocasiones, destacando que el propio almirante acudió hasta el monasterio extremeño en 1493 tras su primera vuelta del Nuevo Mundo. La última vez que la Reina Isabel visitó su 'paraíso', como así se refería al cenobio, fue en 1502, dos años antes de su muerte, aunque sentimentalmente nunca lo abandonó, puesto que ordenó que su testamento se custodiase en este rincón de su reino.
De la exclaustración al Patrimonio Mundial
El cariño que sintieron los Reyes Católicos por el Monasterio de Guadalupe fue heredado por sus sucesores, los Austrias. Desde el Emperador Carlos V hasta Felipe IV, todos los Habsburgo españoles, con la salvedad de Carlos II que no tuvo oportunidad de peregrinar hasta allí, se postraron ante la imagen de la Virgen de Guadalupe, cuya advocación ya se había extendido al otro lado del océano Atlántico. Por su parte, los Borbones no profesaron tanto esta devoción, siendo Alfonso XIII el primero que visitó el cenobio, en un momento en el que el cenobio ya se había recuperado de su exclaustración y desamortización.
Actualmente, los Franciscanos rigen el Real Monasterio de Guadalupe, que no solo son los guías espirituales de los peregrinos que continúan acudiendo a este retiro de paz en busca de calma y armonía, sino que también se han convertido en custodios de un lugar elevado a la categoría de Patrimonio de la Humanidad. Fue en 1993 cuando la UNESCO incluyó este conjunto arquitectónico en su privilegiada lista, dada la trascendencia que ha tenido, tiene y tendrá siempre para la historia de España.
Qué ver en el Monasterio de Guadalupe
Los turistas que se desplazan hasta Guadalupe para visitar su histórico monasterio se quedan sin palabras cuando se sitúan a los pies de la monumental fachada de su iglesia, que demuestra ya el tesoro arquitectónico que van a descubrir. El edificio se levanta en una gran plaza presidida por una fuente, no debiendo perderla de vista tampoco, ya que está formada a partir de una antigua pila bautismal. En el Real Monasterio de Guadalupe, cada detalle importa, destacando los siguientes.
Guadalupe, panteón Trastámara
La importancia espiritual que ha tenido el Monasterio de Guadalupe para la Monarquía española se demuestra también con la elección que han hecho algunos miembros de la realeza por convertir este lugar en su eterna morada, especialmente los de la Casa de Trastámara. Los sepulcros de Enrique IV de Castilla y su madre, María de Aragón, destacan en el altar mayor de la iglesia, uno a cada lado del retablo realizado a comienzos del siglo XVII que preside la venerada imagen de Santa María de Guadalupe, declarada Patrona de la Hispanidad en 1928.
Cabe destacar que las momias del Rey y su madre están depositadas detrás de la tabla de La Anunciación de Vicente Carducho. Del mismo modo, en el Real Monasterio de Guadalupe también están enterrados Juana Enríquez de Castilla, hija natural del primer Trastámara que se sentó en el trono de Castilla, y su esposo, Dionisio de Portugal, que fue Señor de Cifuentes.
Los claustros del monasterios
Cuando los visitantes se adentran en el Monasterio de Guadalupe, además de conocer la iglesia y capillas del conjunto, tres de los espacios que no deben perderse tampoco son los principales claustros que dan vida al recinto monacal. Se trata del claustro mudéjar, que sigue manteniendo su función primitiva como claustro reglar, y el claustro gótico, que en la actualidad se utiliza como terraza para la hospedería del propio monasterio. Del mismo modo, hay un tercer claustro de reducidas dimensiones.
- Claustro mudéjar : conocido también como Claustro de los Milagros, este espacio deja boquiabiertos a todos los turistas del Real Monasterio de Guadalupe; además de por sus majestuosas dimensiones, se trata de una joya de la arquitectura gótico-mudéjar única en España, estando formado por dos pisos que sostienen su planta cuadrada gracias a arcos apuntados. Sin embargo, su mayor tesoro es el templete de 1405 que preside el claustro, que es cuadrado en el exterior y hexagonal en el interior.
- Claustro gótico : construido en la primera mitad del siglo XVI, recibe el sobrenombre de Claustro de la Botica, en honor de la farmacia renacentista que se creó dentro del conjunto monacal. Además, en este espacio del monasterio también era donde se localizaban las estancias en las que se alojaban los miembros de la realeza cuando peregrinaban hasta Guadalupe. Actualmente, sirve de terraza para la hospedería turística que alberga el propio recinto.
- Claustro de la Mayordomía : a diferencia de los anteriores, este pequeño claustro sobresale precisamente por sus coquetas dimensiones. En el centro hay una fuente y permite acceder a la antigua sala capitular del monasterio y también dirigirse hasta el propio claustro mudéjar.
Los tesoros que custodia Guadalupe
El Monasterio de Guadalupe es mucho más que arquitectura, y así se demuestra con los numerosos elementos que custodian sus centenarios muros. Dentro del recinto hay tres museos: Bordados, Pintura y Escultura, y el dedicado a la Hispanidad. Posiblemente, es el segundo de todos ellos el que más interés suscita entre los visitantes, ya que atesora obras tan importantes para la Historia del Arte como el 'Bautismo de Cristo' de Juan de Flandes o 'La Coronación de la Virgen' de El Greco, junto con otros cuadros de Francisco de Goya o Francisco de Zurbarán, entre otros.
Planifica tu visita al Monasterio de Guadalupe
Aunque hemos desvelado los principales secretos del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, son muchos más lo que han quedado pendientes por descubrir. Para ello, lo mejor es programar una visita hasta este rincón de Extremadura al que durante siglos ha peregrinado también la realeza española para postrarse a los pies de la proclamada como 'Reina de las Españas o de la Hispanidad'.
Real Monasterio de Guadalupe
- Dónde: Plaza Sta. María de Guadalupe, 10140
- Horarios: todos los días de 09:30-13:00 y de 15:30-18:00
- Precio: 5 euros entrada general, siendo reducida para jubilados (4 euros) y menores de 15 años (2,50 euros)
- Página web: Real Monasterio de Guadalupe
La visita del Monasterio de Guadalupe es guiada, teniendo una duración aproximada de una hora que permite conocer la historia y curiosidades que rodean a este complejo monacal fundamental para la historia de España. Además, también es posible acceder a la iglesia o al claustro gótico sin necesidad de adquirir la entrada general, aunque merece la pena adentrarse también por el resto de estancias visitables.