Hacer una escapada siempre viene bien, sobre todo después de muchos meses de duro trabajo. Sea la estación del año que sea, son muchas las destinaciones las cuales puedes escoger que no precisan de una temperatura concreta, ya que quizás no son de playa ni de montaña. Por ejemplo, visitar una ciudad importante o un pueblo lleno de historia y de cultura puede hacerse en cualquier momento del año, simplemente debes llevar la ropa y el calzado adecuado para las condiciones climatológicas concretas de ese país, ya bien sea el calor intenso en verano o el frío del invierno.
Una de las destinaciones más populares en el caso de que dispongas solamente de un fin de semana o un puente, en el extranjero, es Holanda. Este país no es muy grande, en comparación con otros europeos o del mundo, y además no está tan lejos en avión de España. En la actualidad puedes encontrar vuelos baratos, sobre todo fuera de temporada (es decir, durante los meses de octubre a mayo), los cuales te permitirán viajar por menos precio y hacer reservas de hotel más económicas que durante los meses de las vacaciones de verano o las de Navidad o Semana Santa, que es cuando la mayoría de gente el mundo suele tener vacaciones y eso hace que vuelos y hoteles sean más caros.
Puede que hayas visitado Holanda con anterioridad, su capital, por ejemplo, Ámsterdam y hayas disfrutado de tu estancia. Sin embargo, ahora te proponemos una escapada distinta, donde en lugar de visitar una gran ciudad, muy cosmopolita y llena de ofertas de ocio y culturales, podrás descubrir el lado más natural de Holanda. Los molinos de Kinderdijk son famosos en todo el mundo, como lo es la ruta de los molinos de Castilla-La Mancha en España, pero difieren de los nuestros por tener una historia diferente y encontrarse en un paisaje distinto de los Países Bajos. Es hora de atraverse a viajar a Holanda en una breve y merecida escapada. Descubre qué ver y cómo llegar a los conocidos molinos de Kinderdijk de los Países Bajos.
Cómo ir a los molinos de Kinderdijk
Desde España existen varias opciones para viajar a los molinos de Kinderdijk. Quizás la más económica y rápida sea volar hasta la capital de Holanda, Ámsterdam, y una vez allí alquilar un coche hasta el destino. También puedes llegar hasta el puerto de Rótterdam, una ciudad que se encuentra a hora y media de la capital, y que es portuaria. Desde Rótterdam puedes llegar a los molinos de Kinderdijk a pie o en bicicleta, puesto que se encuentran a muy poca distancia.
También tienes la opción de ver los molinos de Kinderdijk mientras haces un tranquilo y apetecible recorrido en el Waterbus, un barco que recorre las costas de Rótterdam y sus alrededores, hasta llegar a la ciudad de Dordrecht, mientras disfrutas del paisaje de los Países Bajos.
Qué ver en los molinos de Kinderdijk
Una vez hayas llegado a Dordrecht estarás a dos pasos de visitar los molinos de Kinderdijk. El atractivo de estos diecinueve molinos reside en que fueron construidos a mitad del siglo XVIII y todavía conservan su estructura original. Se construyeron para prevenir las inundaciones frecuentes que afectaban a esta zona de Holanda y su éxito fue palpable en muy poco tiempo. Orgullosos de estos molinos, los holandeses tienen en ellos también un museo, el cual debes visitar en tu viaje a Dordrecht o Rótterdam.
Como es probable que vayas a ver más cosas en tu visita a Holanda, lo que puedes hacer es dedicar solamente un día a visitar los molinos de Kinderdijk. Así pues, si nunca has estado en Ámsterdam puedes aprovechar y pasar algunos días allí. Desde la capital holandesa podrás comprar un billete combinado de tren, autobús y entrada a los museos de Kinderdijk, con el cual no deberás preocuparte de más que coger el transporte a las horas indicadas y disfrutar de tu visita en los Países Bajos.
En el caso de que ya hayas estado en Ámsterdam anteriormente puedes aprovechar para estar en Rótterdam, la segunda ciudad más importante de Holanda. En la costa holandesa podrás disfrutar de los maravillosos paisajes y de los paseos en bicicleta, pudiendo hacer uno hasta los molinos de Kinderdijk, en Dordrecht, y disfrutar de la visita al museo que se encuentra en el interior y de la típica estampa holandesa de los molinos que controlaron el curso del agua y que tanto han ayudado a los habitantes de este país durante siglos. Esta será una escapada tranquila, que podrás realizar con tus amigos, tu pareja o tus familiares y organizártela como más te apetezca. En temporada baja podrá salirte a buen precio y, además, no necesitarás muchos días de fiesta, ya que se encuentra relativamente cerca de nuestro país, si viajas en avión, y podrás visitar lo más relevante en poco tiempo.