El País de los Pirineos, como así es conocido el Principado de Andorra, es una opción perfecta para unos días de descanso o vacaciones en verano. Aunque el invierno es la época del año favorita por todos para dejarse caer por sus montañas, que lucen gloriosas entre la nieve, durante los meses estivales también abren. De hecho, Andorra saca también sus mejores galas en este tiempo porque sus paisajes se muestran frondosos y verdes, además que la altitud a la que se encuentra es perfecta para hacer caminatas en plena naturaleza sin sufrir demasiado calor.
Pero Andorra no es sólo naturaleza. El Principado también cuenta con una buena oferta cultural que exhibe su mejor imagen durante el verano. Lo cierto es que los esquiadores que se acercan hasta este rincón de los Pirineos en invierno no suelen tener tiempo para conocer las iglesias románicas o los museos del país, prefiriendo sacar el máximo partido a las pistas. En verano todo es distinto, el tiempo acompaña para recorrer Andorra y los turistas disfrutan de la otra cara de un destino turístico que lo tiene todo. Descubre a continuación en Bekia Viajes qué tienes que ver y hacer en el País de los Pirineos durante los meses de buen tiempo, antes de que las nieves vuelvan a pintar todo el paisaje de nuevo de blanco.
Paseos entre lagos y montañas
Naturaleza es sinónimo de Andorra. El Principado ha sabido aprovechar su verde potencial y su fantástica ubicación en plena cordillera pirenaica para ofrecer planes a sus turistas en cualquier época del año. La UNESCO también se ha dado cuenta de todo ello, puesto que ha incluido en su privilegiada lista de Patrimonio de la Humanidad a algunos rincones del país. De entre todos ellos, destacan sus tres parques naturales, auténticos refugios de paz y tranquilidad.
- Valle de Madriu-Perafita-Claror. Se trata del parque natural más grande de Andorra y es una joya protegida por la UNESCO. De hecho, el 10% de la superficie de todo el país lo ocupa solamente este paisaje cultural, cuyas huellas humanas se remontan a hace siete siglos gracias al pastoreo. Se puede experimentar la sensación de vivir en mitad de la montaña como los lugareños de entonces, pasando una noche en alguno de los cinco refugios del valle.
- Valle de Sorteny. A pesar de que es el parque más pequeño del Principado, es el más rico de todos desde el punto de vista botánico, ya que cuenta con más de 700 especies vegetales que crecen a sus anchas. De hecho, se ha creado hasta un jardín en el que se organizan jornadas divulgativas durante los meses de buen tiempo. En este valle se encuentra también una amplia oferta turística debido a la cercanía de la estación de esquí Ordino-Arcalís.
- Valle del Comapedrosa. Es el parque más conocido de todos porque en él se encuentra el pico más alto del Principado y que da nombre a este paisaje. Este valle está situado en La Massana, una de las zonas más conocidas de Andorra, estando el centro de interpretación en Arinsal, donde se pueden descubrir los secretos del parque de la mano de sus guías. También en Comapedrosa, como ocurría con Sorteny, hay una gran cantidad de hoteles y establecimientos turísticos para disfrutar al máximo de la zona.
Las nieves invernales no sólo dan paso a la frondosidad del paisaje con el deshielo, sino también a que los lagos glaciares, estanques o riachuelos del paisaje andorrano abandonen su letargo y cobren auténtica vida. Es entonces cuando los turistas pueden admirarlos en su estado más puro y auténtico, destacando los que te contamos a continuación, los más importantes de los más de 300 lagos que hay repartidos por todo el Principado.
- Estanys de Tristaina. Se trata de tres lagos situados en Ordino y que forman parte de una de las rutas de senderismo más famosas de Andorra. Los excursiones se topan con arte contemporáneo, como así es el monumento Arcalís 91 al inicio del recorrido, naturaleza en estado puro y, por supuesto, con los protagonistas del itinerario. El primer lago que se visita es el más pequeño de todos, Primer, aunque sus aguas son las más cristalinas y azules de todo el entorno. Después de pasar el lago del Mig, se llega al lago de Més Amunt, cuya forma circular invita a tomarse un baño, el cual está permitido durante el verano.
- Estanys de Juclàa. Estos lagos se encuentran situados en el Valle de Incles, cuyo acceso en verano permanece cerrado y hay que hacerlo a través de un tren eléctrico. El primer lago con el que se topan los visitantes es el más grande de todo el Principado, habitando en él además el tritón de los Pirineos, que solamente habita en aguas puramente cristalinas. En la zona existe un merendero que ofrece comidas en período estival, y siguiendo el camino se llegará a un segundo lago algo más pequeño que el anterior.
- Estany de la Nou. De entre los centenares de lagos que se pueden encontrar en Andorra, el de la Nou destaca por encima de todos ellos porque es el único que se encuentra en el Valle de Madriu-Perafita-Claror , por lo que forma parte de un bien declarado Patrimonio de la Humanidad. Además de ello, cabe destacar que sus aguas no están frías como el hielo, si no a una temperatura cálida como consecuencia de que debajo de él hay una capa freática.
Arte románico único en el mundo
La situación de Andorra, abrigada y refugiada por los Pirineos, ha permitido que sus monumentos románicos, iglesias en la mayoría de los casos, hayan podido llegar hasta nuestros días con un estado de conservación único prácticamente en todo el mundo. La arquitectura está muy influida por el ambiente de montaña, utilizando los constructores piedra negra extraída directamente del paisaje y levantando edificios pequeños y oscuros con muros gruesos que trataran de impedir la entrada del frío. En nada tiene que ver el románico del Principado con el que podemos encontrar en otros puntos, como Palencia, mientras que sí se parece al del Vall de Bohí, en Lleida.
Son más de 40 las iglesias de estilo prrerománico y románico que se conservan todavía en Andorra, aunque mayoritariamente son ermitas o pequeñas capillas que en su momento eran el centro de reunión social de los habitantes de las parroquias andorranas y que hoy en día son símbolo de la cultural milenaria del país. Una de las más antiguas y que hay que visitar de forma obligada es la Iglesia de Santa Coloma, cuya fábrica data del siglo VIII, aunque el elemento más destacado de su fisionomía, el campanario circular único en los Pirineos, se añadió en el siglo XII siguiendo el estilo lombardo. Cerca de ella se encuentra el Espai Columba, un edificio modernista configurado como espacio museístico para la divulgación del arte románico andorrano en el que se encuentran, entre otros muchos elementos religiosos rescatados de iglesias, los frescos murales de Santa Coloma, quedando en el templo una proyección mapping para visualizar cómo quedarían en su emplazamiento original.
Andorra la Vella: qué ver en un día de verano
Andorra la Vella, en castellano conocida también como Andorra la Vieja, es la capital del Principado y el lugar elegido por la mayoría de los turistas para alojarse, ya que es un buen punto desde el que organizar una ruta por todo el país. Además, ofrece una buena oferta lúdica y de shopping, otro de los motivos que atraen la atención de los viajeros, ya que el precio de los productos suele ser bastante más económico que en sus países vecinos, como son Francia y España.
Mientras se pasea por las tiendas, también se puede ir disfrutando de los diferentes atractivos que nos ofrece su casco urbano. Cabe destacar la visita a la Casa de la Vall de Andorra, situada en el corazón del casco histórico y levantada en piedra en el siglo XVI, sirviendo de sede del parlamento andorrano hasta 2011. También en el centro se ubica la Iglesia de San Esteban, una de las joyas románicas del patrimonio cultural del Principado que, aunque original del siglo XII, fue reformada por su restauración en el siglo XX, pero no por ello perdió su belleza. Románico es también el Puente de la Margineda, que cruza las aguas del río Valira del antiguo camino real.
Descubre el verano de Andorra en autobús
Para poder empaparse de todas las posibilidades naturales y culturales que ofrece el País de los Pirineos durante los meses estivales, desde el organismo central de turismo se pone en marcha entre junio y octubre un autobús turístico que recorre los principales puntos de interés del Principado. Cada día realiza una ruta diferente, destacando que la de los sábados hace una parada en un restaurante de montaña para disfrutar de un almuerzo. Se visitan tanto museos de interés, como algunas iglesias románicas o zonas de los parques naturales, valles o lagos que hemos comentado anteriormente. Todo depende de la jornada que se escoja para ver una cosa u otra, por lo que conviene revisar los horarios y recorridos en la web oficial de turismo antes de planificar la excursión.