Situado al suroeste de Jordania, el enclave arqueológico de Petra es el lugar más visitado del país y uno de los rincones con más historia de Oriente Medio. Entre el Mar Muerto y el Golfo de Aqaba, su origen está ligado al pueblo nabateo, quien la fundó entre las montañas esculpiendo en piedra arenisca diferentes monumentos que han llegado hasta nuestros días, superando los 2000 años de antigüedad. No es de extrañar, por tanto, que etimológicamente el nombre de Petra responda al significado de 'piedra'.
Conocida como la 'Ciudad Rosa del desierto', Petra es desde 2007 una de las Siete Maravillas del Mundo moderno por la belleza que presentan sus ruinas, verdaderas joyas del arte constituidas principalmente por tumbas y templos esculpidos en la roca entre los siglos I y II. Además, presume también de formar parte de la Lista Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1985.
Cómo llegar a Petra
A la hora de planificar el viaje a Petra, lo primero que hay que tener en cuenta es que las estaciones de primavera y otoño son las más adecuadas, ya que en verano el calor es asfixiante y en invierno, aunque sorprendente, hace bastante frío.
Petra se encuentra localizada a 262 km al sur de la capital de Jordania, Amman, donde se sitúa el Aeropuerto Internacional de la Reina Alia por el que acceden la mayoría de los turistas que se acercan a conocer esta región de Oriente Medio. Es por ello que, debido a la gran distancia que existe entre ambos puntos, es importante preparar con antelación la visita a la ciudad tallada por los nabateos. Sin embargo, existe la opción de volar hasta el Aeropuerto de Aqaba, situado mucho más cerca de Petra, pero su conexión con vuelos internacionales no es buena y suele obligar a realizar escalas en el de Amman.
Desde la capital jordana existen empresas de autobuses que parten hacia Petra a primera hora de la mañana, en torno a las 06:30-07:30h. Otra opción es alquilar un coche para conducir hasta la ciudad, teniendo dos vías y alternativas para llegar : una más rápida por la autovía del desierto, que supone unas 3 horas, y otra por el Camino de los Reyes que conllevaría una duración de 5 horas. Aunque si no se quiere conducir, existen taxis que por 50 dinares jordanos acercan a los turistas hasta Petra, pero es importante negociar con ellos el precio antes de iniciar el trayecto.
Una vez en Petra, tres bloques cúbicos tallados en piedra arenisca, conocidos como los Bloques de Djin, dan la bienvenida al turista a la Ciudad Rosa de Jordania. Ya dentro, la Garganta del Siq es el camino que da acceso a los grandes monumentos, todo un desfiladero de más de un kilómetro de longitud cuyas paredes, que llegan a superar los 80 metros de altura, están decoradas por petroglifos nabateos, una serie de símbolos tallados en la piedra que ya adelantan el arte que esconde este rincón de Jordania.
Los monumentos de Petra
El valle donde se sitúa Petra cuenta con más de 800 monumentos individuales de larga historia a sus espaldas, incluyendo edificios religiosos y civiles, tumbas, baños, entradas arqueadas o calles columnadas. Todos ellos fueron mayoritariamente tallados en la piedra arenisca que caracteriza a esta región jordana en la que se localizan. Sin embargo, solo alrededor de 36 son los que se pueden visitar, siendo algunos de ellos imprescindibles.
Tras el paseo por la Garganta del Siq, se llega a El Tesoro, el símbolo por excelencia de la Ciudad Rosa. Su nombre alude a la leyenda de un tesoro escondido y se trata de una tumba real esculpida en el siglo I. Aunque cuenta con claras referencias helenísticas en su estilo, su fachada queda coronada por la diosa local de Petra. Destacan también los motivos vegetales que adornan el friso y los capiteles de estilo corintio que lo sostienen.
El siguiente edificio con el que se encontrará el visitante es el teatro, excavado en la roca en el siglo I para una capacidad de 3.000 personas. Sin embargo, su historia continúa con la conquista de la ciudad por los romanos, puesto que lo remodelaron hasta alcanzar un aforo de 5.000 espectadores. Tras este emplazamiento, el paseo por Petra sigue por la Vía Columnada, levantada también en tiempos de ocupación romana remplazando a otra anterior y a cuyos lados había palacios, mercados y templos.
Cerca del teatro se localizan las tumbas reales, el lugar de descanso de varios reyes nabateos y las más importantes de las 500 que puede llegar a albergar Petra. Entre ellas, sobresale la Tumba de la Urna, que con la cristianización de la ciudad alojó una iglesia bizantina.
Al final del recorrido, y levantado sobre una colina, se emplaza el Monasterio o Al-Deir, el segundo edificio más conocido de Petra tras El Tesoro. Aunque fue excavado como monumento funerario, la llegada de las influencias bizantinas le dio uso cristiano. La fachada de Al-Deir cuenta con una altura de 45 metros y una anchura de 50 metros, existiendo cerca de 850 escalones para poder subir hasta él, desde donde la panorámica es increíble. Sin duda, otra de las joyas que hacen de Petra una de las Siete Maravillas del Mundo moderno y un lugar de paso obligado para los amantes del arte y la historia.
Qué hacer en Petra
Una de las experiencias verdaderamente mágicas que se pueden vivir en Petra es la visita nocturna a la ciudad. Tres veces por semana, el enclave arqueológico que esculpieron los nabateos se ilumina con miles de velas desde la Garganta del Siq hasta el primer monumento, es decir, El Tesoro. Además, música de origen beduino resuena en la milenaria Ciudad Rosa mientras los turistas se dejan llevar por el profundo misticismo que despierta esta joya de Oriente Medio.
Los viajeros que se conforman con visitar Petra en una sola jornada cometen un error, puesto que es un rincón único del que disfrutar durante dos días como mínimo, existiendo para ello cerca de la ciudad diferentes hoteles en los que poder pernoctar. Del mismo modo, tanto en el propio recinto como en Wadi Musa, el pueblo surgido de estas ruinas, hay varios restaurantes en los que degustar la comida tradicional de la zona, como los mezze, una serie de platos en forma de entrante que abarcan desde cremas de legumbres hasta diferentes tipos de ensaladas.
Aunque es el destino perfecto para los que buscan un viaje en el que disfrutar de historia y cultura, también lo es para los amantes del senderismo. Cerca de Petra se encuentra otro yacimiento coloquialmente conocido como Pequeña Petra o Little Petra, separada de su hermana mayor por alrededor de 12 km y cuya entrada es gratuita. Se puede caminar desde ella hasta la ciudad arqueológica principal, lo que permitirá disfrutar del paisaje rocoso y desértico en todo su apogeo.