A pesar de que Madrid sea una de las ciudades más modernas y cosmopolitas de Europa, los adoquines de la capital todavía recuerdan su historia pasada, y no la olvidan. Es en esas calles y plazas en las que la villa y corte se hace presente de nuevo, trayendo a la memoria colectiva aquellos siglos en los que buena parte del mundo dirigía su mirada a este rincón del centro de la Península Ibérica. Sin contar con la monumentalidad de las Ciudades Patrimonio de la Humanidad que se encuentran a su alrededor, como Toledo, Segovia, Ávila o Alcalá de Henares, esa cara antigua de Madrid de la que hablamos, el Madrid de los Austrias, luce igual de espectacular e impasible al transcurso del tiempo.
Madrid, capital del Reino
Con Carlos I se inició el ciclo de los Austrias en España y con Carlos II se extinguió, y por el camino estuvieron los reinados de tres reyes que llevaron por nombre Felipe. Mayores o menores, todos dejaron su huella en Madrid. Gracias a ellos, la villa fue elegida como capital del Reino en detrimento de otras ciudades españolas y la Corte dejó de ser itinerante. Cuenta la sabiduría popular que el primero de todos los monarcas de esta dinastía, el Emperador, le aconsejó a su hijo y heredero, Felipe II, que " si quieres conservar tus reinos deja la capital en Toledo. Si quieres aumentarlos, llévala a Lisboa, y si quieres perderlos, trasládala a Madrid ".
Lejos de escuchar las enseñanzas de su padre, el Rey Prudente optó por esto último, lo cual ratificó después su sucesor, Felipe III, quien, en 1606, tras un período en que la capital del país retornó a Valladolid, la estableció definitivamente en Madrid, y con este movimiento llegó el ocaso del famoso imperio español, tal y como el fundador de la Casa de Austria en España había predicho. Sin embargo, de no haberse tomado esta decisión, es posible que actualmente la villa no contase con el rico conjunto histórico y monumental heredado de este período anterior a la llegada de los Borbones y su estilo barroco y neoclásico, un oasis de arte e historia que pervive en el centro de la ciudad.
La huella de los Austrias en Madrid
Lo que todo el mundo conoce como Madrid de los Austrias se concentra entre las zonas de Sol y el Palacio Real, entre todo ese amasijo de callejuelas donde se conservan las iglesias, conventos y palacios que se levantaron en ese período de la historia de España. Sin embargo, la huella de estos monarcas se aprecia también en otros puntos de la ciudad situados fuera de estos límites, a pesar de que no formen parte del tradicional recorrido turístico.
Calle Mayor
Para empezar a recorrer el Madrid de los Austrias, nada mejor que comenzar desde la Puerta del Sol y encaminar la Calle Mayor. Esta arteria es una de las más antiguas de la villa, como consecuencia que unía este punto céntrico con el antiguo Alcázar, un palacio de origen medieval que se convirtió en el centro de poder de la monarquía castellana y de la Dinastía de los Austrias. A diferencia de este edificio, que se perdió en un terrible incendio en la Navidad de 1734, levantando en su lugar el actual Palacio Real, en esta calle y sus alrededores todavía se conservan varios monumentos y rincones de aquel histórico período.
- Plaza Mayor
La primitiva Plaza del Arrabal fue remodelada por orden de Felipe II en 1580, pero los trabajos no se finalizaron hasta el reinado de su sucesor. Felipe III, cuya estatua ecuestre preside hoy en día este espacio, encargó las obras a Juan Gómez de Mora, concluyéndolas en 1619.
A pesar de los diversos incendios que ha sufrido a lo largo de su historia, lo que le ha llevado a ser rehabilitada en numerosas ocasiones, la Plaza Mayor todavía conserva su esencia barroca. La mejor forma de disfrutarla es tomando un bocadillo de calamares en ella, sintiéndote un madrileño más que pasa por ella.
- Plaza de la Villa
Aunque su origen se encuentra en el reinado de Enrique IV de Trastámara, el verdadero corazón del Madrid de los Austrias es la Plaza de la Villa. Conformada por 3 edificios (Casas y Torre de los Lujanes, Casa de la Villa y Casa de Cisneros), en ella se han vivido hechos tan importantes como el encarcelamiento de Francisco I de Francia en tiempos del Emperador Carlos I o el del secretario de Felipe II, Antonio Pérez. Para vivir su esencia, nada mejor que acercarse a ella y sentirla en primera persona.
- Iglesia de San Nicolás
Desviándose de la Calle Mayor por la calle que da nombre a este templo, la Iglesia de San Nicolás es una de las más antiguas de Madrid. Conocida también como Iglesia de los Servitas, su campanario es una de las pocas muestras de arte mudéjar que se conservan en la capital, aunque su interior es completamente barroco, al haber sido reformada en el siglo XVII.
Cabe destacar que en la Iglesia de San Nicolás estuvo enterrado Juan de Herrera, arquitecto de cabecera de Felipe II y de El Escorial, y que es el templo de cabecera de la comunidad italiana en Madrid, por lo que algunas misas son rezadas en este idioma.
Calle Arenal
Prácticamente en paralelo a la Calle Mayor se encuentra Arenal. Se trata de otra de las vías que también llegaban al desaparecido Real Alcázar, por lo que fueron muchos los palacios nobiliarios que se construyeron en sus alrededores para estar cerca de los Reyes. No obstante, no ha llegado ninguno hasta nuestros días, aunque no por ello se pueden encontrar tanto en ella como en su entorno varias huellas del Madrid de los Austrias.
- Iglesia de San Ginés
Declarada Bien de Interés Cultural, la Iglesia de San Ginés, cuyo origen se encuentraba en tiempos de Alfonso VII de Castilla, fue construida en el siglo XVII después del derrumbe de un anterior templo, concretamente durante el reinado de Felipe IV. De hecho, el propio Rey llegó a costear parte de las obras.
Los muros de San Ginés albergan auténticos tesoros artísticos, destacando las pinturas de Luca Giordano, El Greco o Alonso Cano. Como curiosidad, en esta iglesia fueron bautizados Francisco de Quevedo o Catalina Micaela de Austria, hija de Felipe II, o se casó Lope de Vega con Isabel de Urbina.
- Convento de las Descalzas Reales
Este convento es uno de los pocos lugares de Madrid que todavía conservan el ambiente de la época de los Austrias sin que el tiempo haya hecho mella en él. Fundado por Juana de Austria, hija del Emperador Carlos I, por él pasó un nutrido grupo femenino de la Casa de Austria, tanto de la rama española como de la propiamente austriaca.
Dado que los Borbones no se interesaron apenas por el Monasterio de las Descalzas Reales, su arquitectura y tesoros artísticos de la época todavía se conservan intactos, por lo que su visita es perfecta para empaparse de la historia y vida de esta Dinastía.
Calle Bailén
La actual Calle Bailén, que a lo largo de la historia se la ha conocido con otros muchos nombres, recorre desde Plaza de España hasta Plaza de San Francisco, y en ella se pueden contemplar monumentos tan importantes en la actualidad para el turismo madrileño como el Palacio Real o la Catedral de la Almudena. A pesar de encontrarse en pleno Madrid de los Borbones, todavía son visibles algunas huellas de los Austrias en su entorno.
- Real Monasterio de la Encarnación
Junto con las Descalzas Reales, el Monasterio de la Encarnación es el segundo oasis Austria que todavía conserva Madrid. Fue fundado por la Reina Margarita, esposa de Felipe III, y, dada su proximidad con el desaparecido Alcázar, se sabe que estaba conectado con el palacio por un pasadizo subterráneo. En él todavía se conserva una amplia colección de tesoros artísticos y religiosos de la época, además que su arquitectura es prácticamente única en la ciudad.
- Antiguo Colegio de la Encarnación
Este colegio de agustinos fue fundado en 1590 por doña María de Aragón, una dama de la Reina Ana de Austria. Sin embargo, no queda prácticamente nada de aquel pasado religioso. Con la desamortización del siglo XIX, el edificio se rehabilitó para acomodar en él la sede del Palacio del Senado. Todo este colegio conventual fue reformado para habilitar las salas que los representantes del pueblo usan todavía hoy, pudiendo visitarse su interior para comprobar cómo se adecuó la misma iglesia a sala de plenos.
La Latina
Buena parte del Madrid de los Austria lo ocupa el barrio de La Latina. En este rincón de la ciudad, que también es un buen punto para comer y tapear por sus bares, se detienen durante largas horas los turistas para visitar varios vestigios que todavía se conservan de la época de los Austrias o por los que ellos dejaron sus huellas. La Plaza de la Paja o las calles de Toledo y Segovia son algunos de los puntos por los que pasarás para descubrir varios monumentos de los que hablamos.
Se trata de una de las iglesias más antiguas de Madrid y, junto con la de San Nicolás, todavía conserva su campanario de estilo mudéjar. En el período de los Austrias se llevó a cabo una profunda reforma en su interior y exterior, dándole el aspecto barroco que presenta, destacando sus chapiteles de pizarra, muy propios de la arquitectura de esta época. En su interior se da culto a Jesús Nazareno "El Pobre", que procesiona el Jueves Santo madrileño.
María de Austria, hija del Emperador Carlos I, legó toda su fortuna a la Compañía de Jesús, con la finalidad de que se construyera sobre un antiguo solar en el que se encontraba una iglesia dedicada a San Pablo y San Pedro un Colegio Imperial con su correspondiente Colegiata.
Fue así como se forjó la actual Real Colegiata de San Isidro, la que durante décadas fue catedral provisional de Madrid hasta la consagración de La Almudena. Este gigante barroco es uno de los templos barrocos más espectaculares de Madrid, con unas dimensiones que dejan boquiabierto a quienes pasean por su nave y capillas.
Actualmente sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Palacio de Santa Cruz es uno de los ejemplos de arquitectura civil del período de los Austrias que se puede visitar en La Latina. Se construyó durante el reinado de Felipe IV como Sala de Alcaldes de Casa y Corte y también como sede de la Cárcel de Corte. Su nombre lo recibe de la cercana Parroquia de Santa Cruz. El edificio está declarado Bien de Interés Cultural y es un gran símbolo del estilo herreriano en la capital.
Fuente y más información: viajarmadrid.com