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Qué ver en Murcia: 7 lugares que no te puedes perder

Qué ver en Murcia: 7 lugares que no te puedes perder
Fran Gómez
Última actualización: 27 Mayo 2018
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Descubre cuáles son los sitios indispensables que no puedes dejar de visitar si viajas a la capital de la Región de Murcia.

La idea de que en la capital de la Ragión de Murcia no hay nada que ver está muy bien arraigada en el imaginario colectivo español. Sin embargo, son cientos los monumentos y lugares interesantes los que se pueden visitar en esta ciudad bañada por las aguas del Río Segura. Además, el simple hecho de pasear por las calles del casco antiguo o de disfrutar de su agradable temperatura en alguna de las terrazas que se encuentran por toda la urbe son razones suficientes para hacer una escapada a Murcia. Si te animas a hacerlo, estos son los 7 lugares que no te puedes perder... Seguro que no te arrepentirás.

1. La mezcla de estilos de la catedral

Sin duda alguna, se trata de uno de los mayores atractivos de la ciudad. La Santa Iglesia Catedral de Santa María se encuentra en pleno centro de la ciudad, en la Plaza del Cardenal Belluga, y de seguro que su imponente arquitectura no dejará indiferente a nadie. El largo periodo de tiempo en el que fue levantada, entre 1394 y 1465, le confiere una mezcla de estilos arquitectónicos de lo más peculiar, siendo el gótico, el renacentista y el barroco los más destacables de su fisionomía. Además, después de la construcción del edificio principal, se fueron incluyendo nuevos elementos que aumentaron considerablemente la riqueza de este bien de interés cultural (BIC).

Catedral de MurciaCatedral de Murcia

El campanario, que se añadió entre 1521 y 1793, se ha convertido en la pieza central del templo, siendo el elemento más reconocible de todos los que conforman la Catedral. Con 93 metros de altura, se presenta como la tercera torre más alta de las iglesias españolas, y la segunda si solo se cuentan las catedrales, por detrás de la Giralda de Sevilla. A parte de su majestuosa fachada, el interior de la sede de la Diócesis de Cartagena tampoco dejará impasible a sus visitantes. De sus 23 capillas, destaca la Mayor, en la que reposan el corazón y las entrañas de Rey Alfonso X de Castilla, conocido como el Sabio. De este modo, la Catedral de Murcia se convierte en una auténtica galería de entrada libre, aunque si se desea se puede acceder al museo colindante por un precio muy reducido. Por último, después de esta maravillosa visita, se hace casi obligatorio disfrutar de una buena cerveza con su tapa en alguno de los bares que colindan la plaza en la que se ubica el templo, y gozar un rato más de su impactante fachada.

2. Un café en la Plaza de Santo Domingo

Se trata de uno de los centros neurálgicos de la ciudad, situándose como principal punto de encuentro por su estratégica posición en el caso antiguo de Murcia. Sus zonas ajardinadas y un considerable número de bancos la sitúan como uno de los mejores lugares de la capital de la Región para pasar el rato y regocijarse de un agradable momento con amigos o familiares. Por si fuera poco, la gran cantidad de establecimientos y cafés que la rodean hacen de este ágora un lugar lleno de vida, ocio y cultura en la que miles de murcianos pasan sus tardes de primavera, aprovechando el buen clima que caracteriza a esta urbe levantina.

La Casa Cerdá en la Plaza de Santo DomingoLa Casa Cerdá en la Plaza de Santo Domingo

Pero no solo son los bares y las tiendas los edificios que se levantan alrededor de esta mítica plaza, sino que algunas construcciones centenarias de gran interés también conforman su hermosa fisionomía. Para empezar, la Iglesia de Santo Domingo, que se levantó en el año 1722 con estilo barroco, preside este conjunto de monumentos al aire libre. Le siguen la Capilla del Rosario y el Palacio Almodóvar, que al unirse al templo anterior mediante un arco que dirige a la calle trasera, ha formado un conjunto arquitectónico que fue declarado en la década de los 80 BIC. La Casa Cerdá, inmueble de principios del siglo XX decorado con una majestuosa bóveda en lo alto, y la Casa Palacio de los Pagán, actual sede del Banco Santander, completan la lista de los esenciales para ver en el centro. A modo de curiosidad, se debe señalar que un gran ficus de 127 años y casi 30 metros de altura fue durante mucho tiempo el principal elemento representativo de esta plaza, pero en verano de 2017 se desplomó debido a las altas temperaturas y dejó para siempre un enorme hueco en la memoria colectiva de los murcianos.

3. Una tapa en la Plaza de las Flores

Del mismo modo que la anterior, la gran afluencia de personas y la amplia oferta gastronómica han coronado a la Plaza de las Flores como una de las más importantes de la villa bañada por el Río Segura. Ya se ha convertido en toda una tradición para los murcianos congregarse los domingos antes de la hora comer entre los puestos de flores que dan nombre al ágora, para gozar de una marinera (un pegote de ensaladilla rusa montado sobre una rosquilla alargada, muy típica en la región, y acompañado de un boquerón o una anchoa) o de un pastel de carne caliente, hecho a partir de masa de hojaldre rellena con ternera, chorizo, huevo duro y especias.

La Plaza de las Flores de Murcia con la cúpula de la Iglesia de San Pedro al fondoLa Plaza de las Flores de Murcia con la cúpula de la Iglesia de San Pedro al fondo

Además, una serie de pequeñas callejuelas de estilo árabe conectan esta plaza con otras colindantes, como la de Santa Catalina (considerada la Plaza Mayor hasta el siglo XVIII) o la de San Pedro, convirtiendo esta parte de la ciudad en un gran espacio abierto y peatonal dedicado al ocio y al tapeo. Desde la Plaza de las Flores se tienen unas vistas esplendorosas de la Cúpula de la Iglesia de San Pedro, construida en el siglo XVII. El Edificio de Tejidos Abad y el de la Librería Almela también se encuentran en los límites de esta glorieta, ambos de estilo ecléctico y declarados BIC por su hermosa fachada, decorada con flores que cuelgan sobre los balcones. Durante las fiestas de primavera murcianas, un ambiente de alegría y festividad reina de forma especial en esta parte de la ciudad, contagiando a todo el mundo una cálida sensación de bienvenida y felicidad.

4. Aire fresco en el Santuario de la Fuensanta

Este antiguo santuario data del año 1649, y es donde se encuentra la talla de la Virgen de la Fuensanta, patrona de la ciudad de Murcia y de toda su huerta. Junto a él se levantan otros edificios religiosos como el Monasterio de las monjas Benedictinas (quienes cuidan del lugar), la casa del Cabildo y una fuente santa donde se supone que se apareció la Virgen. La mayoría de habitantes de la urbe guardan una especial devoción hacia la estampa, que se traslada del santuario a la Catedral durante las Fiestas de Primavera y la Feria de septiembre, encabezando una importante romería cuando regresa a su lugar habitual.

Santuario de la FuensantaSantuario de la Fuensanta

El edificio se encuentra en la Cordillera Sur, rodeando el Valle del Segura, conformando una agrupación montañosa que ha sido nombrada espacio natural protegido y que recibe el nombre de Parque Regional de Carrascoy y El Valle. De este modo, se trata del lugar ideal para despejarse del caos de la ciudad y disfrutar de un bonito día al aire libre, respirando el aire puro del monte murciano a 15 minutos del centro.Además, desde el santuario se tienen unas vistas privilegiadas de la ciudad de Murcia, y subiendo un poco más se puede llegar a un mirador y merendero conocido como ' La cresta del gallo '. Si no se dispone de vehículo propio, el servicio de transporte público de la Región alarga el trayecto de la línea 50 durante los fines de semana, llegando a realizar parada en el Santuario de la Fuensanta.

5. De paseo por el Puente de los Peligros,

Finalizado en 1742, se trata del puente más antiguo de la ciudad. Se mandó a construir 24 años antes, después de que una gran inundación derrumbara el antiguo. En medio de la Guerra de Secesión, las obras se tornaron excesivamente lentas, teniendo que cruzar los murcianos el Río Segura mediante una pasarela de barcas. Debe su nombre a la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de los Peligros que se colocó junto al puente, construyendo también un pequeño templete de estilo neoclásico para rendirle culto. El Puente de los Peligros se convirtió en todo un símbolo de fortaleza y robustez, situándose como el primero en la historia de Murcia que aguantó sin problemas las periódicas riadas que asolaban la villa, continuando en pie hasta el día de hoy.

El Puente de los Peligros con la Catedral de Murcia al fondoEl Puente de los Peligros con la Catedral de Murcia al fondo

Pero no es solo su imponente arquitectura la única razón por la que acercarse al Puente de los Peligros, sino que bajando a los márgenes del río se puede disfrutar de un relajante paseo a pie, en bici o en barca, adentrándose en las profundidades del Segura. Además, muy cercano a este paso se encuentra el Paseo del Malecón, un bulevar construido a 3 metros sobre el suelo y que llega hasta la zona de la huerta más próxima a la ciudad. En esta zona se colocan las cábilas (una especie de casetas destinadas a la gastronomía y al ocio) durante las fiestas de Moros y Cristianos, encabezándose durante estas fechas como una de las áreas con más ambiente de Murcia.

6. El Museo Salzillo

Esta institución museística alberga un considerable número de piezas firmadas por el escultor murciano Francisco Salzillo, uno de los artistas barrocos más importantes del siglo XVIII. La temática de su obra es exclusivamente religiosa, destacando su belén de 556 piezas, algunas de ellas expuestas en la Ciudad del Vaticano, o los 8 pasos que desfilan durante la mañana del Viernes Santo en la Semana Santa Murciana, de la mano de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús. La majestuosidad de sus obras y el impresionante realismo que caracteriza a las mimas no dejará indiferente a nadie, independientemente de las creencias de cada uno.

Interior del Museo SalzilloInterior del Museo Salzillo

De igual modo, la propia arquitectura del edificio en el que se encuentra el museo conforma en sí misma otra pieza digna de ser vista. Las salas en las que se exponen el belén o los bocetos se construyeron en la segunda mitad del siglo XX, y se conectan con la antigua Iglesia de Jesús, levantada en el siglo XVII, donde se exponen los pasos del escultor. De este modo, convergen así dos estilos muy diferentes que permiten al visitante experimentar varias formas de belleza por un precio que no supera los cinco euros.

7. El Teatro Romea

Con más de 150 años de historia, se sitúa como el principal centro cultural de la ciudad de Murcia, y uno de los teatros con mayor relevancia a nivel nacional. Desde que se inauguró en 1862 ha sufrido varias remodelaciones, siendo la más importante la de la década de 1980, incluyendo por primera vez en nuestro país algunos elementos novedosos que más tarde copiaron el resto de teatros españoles. La belleza se expande por todas y cada una de las partes de este edificio, empezando por su fachada de estilo ecléctico y terminando por el patio de butacas, cuyo techo redondeado está decorado con frescos de varios pintores murcianos. Se sitúa en la céntrica Plaza de Julián Romea, donde se puede disfrutar de un rato agradable en cualquiera de las terrazas que la rodean.

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Fachada del Teatro RomeaFachada del Teatro Romea

Según cuenta la leyenda, una oscura maldición se cierne sobre el Teatro Romea. Al parecer, un monje maldijo al lugar condenándolo a sufrir 3 incendios, muy enfadado por la expropiación del terreno para la construcción del edificio. En la primera deflagración no moriría nadie, en la segunda solo una persona y en la última, cuando el teatro estuviera lleno, fallecerían todos los presentes. Sorprendentemente, en 1877 se produjo un incendio en el que no perdió la vida nadie, pero 12 años más tarde hubo otro en el que sí murió una persona. Desde entonces, una de las localidades del teatro siempre se queda libre, evitando así que se llene y que llegue a incendiarse por vez tercera.

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