Una de las paradas obligatorias si se está de viaje por todo Perú es la capital del país, Lima. Esta ciudad, que cuenta con unos diez millones de habitantes, se podrá ver lo imprescindible en apenas un día, aunque lo ideal sería estar 48 horas para poder disfrutar de todos los rincones de la capital. Situada en la costa central del país, a orillas del océano Pacífico, Lima conforma una de las ciudades más extensas y populares de toda la República de Perú. Y es que esta ciudad es uno de esos lugares en los que se respira magia gracias a que cada uno de sus rincones guarda una gran historia detrás. Además, Lima es uno de los destinos preferidos del turismo, ya que es uno de los lugares más llamativos y mejor conservados de todo Perú.
Y aunque parezca imposible visitar la capital en apenas dos días, es más que posible, pero hay que ser rápido. La conocida ' Ciudad de los Reyes ', se convirtió en una de las ciudades más importantes de América. Descubre en 48 horas todo lo que ofrece esta ciudad llena de contrastes y con un carácter exótico : arte, moda, cultura, gastronomía y noches interminables de aventuras.
Día uno
El viaje hay que iniciarlo a primera hora de la mañana, y lo mejor para ello es entrando en contacto directamente con la ciudad visitando su casco histórico, que nos llevará a la época colonial, su magnificencia y su esplendor. Estas características hicieron que la UNESCO lo declarase Patrimonio de la Humanidad en 1991. Y la mejor forma de recorrer cada una de sus calles es andando, con el fin de disfrutar de sus más de 600 monumentos históricos de la época virreinal y 1.600 balcones concentrados en el perímetro del casco histórico nos harán ver la gran originalidad, la espectacularidad y la belleza de unos de los destinos más increíbles de Perú. Lo más curioso de todo es que todas sus calles, casonas y patios conservan intacto el encanto de la época, por lo que atravesarlas en primera persona será como recorrer cinco siglos de historia.
Después hay que poner rumbo a la Catedral, cuya primera piedra fue colocada, según cuentan en la ciudad, por el propio Francisco Pizarro. Luego se retomará el viaje para visitar la iglesia y el Convento de San Francisco, que cuentan con hermosos claustros y patios decorados con azulejos sevillanos. Y antes de que el hambre y el cansancio puedan, se tendrá que ver la Plaza Mayor, diseñada en la fundación de la ciudad, con una hermosa pileta de bronce que data del año 1650; el Convento de Santo Domingo, que en 1551 fue escenario de la fundación de la Universidad de San Marcos, la primera de toda Sudamérica; y el Palacio de Torre Tagle, construida con una impresionante piedra barroca y donde se podrán admirar sus preciosos balcones de madera tallada.
Y lo mejor para poner fin al hambre es reponer fuerzas visitando algunos de los mercados gastronómicos de la capital, como el mercado de Surquillo, famoso por su gran variedad de hierbas aromáticos, especias y verduras. Además, cuenta con puestos donde se podrán probar uno de los ceviches más ricos de Lima. Y después de descansar y acabar con el hambre, la tarde habrá que enfocarla a la versión más cultural que ofrece Lima.
La Casa de la Gastronomía Peruana suele ser el punto de partida para los más sibaritas. Además, será todo un viaje histórico gracias a los grandes sabores de la cocina desde la época preinca hasta el presente. Ahí se podrán ver recreados algunos de los platos y postres peruanos como los anticuchos, pollo a la brasa o el pan andino. Y no hay que olvidarse de visitar el Museo Cementerio Presbítero Matías Maestro, un lugar especial debido a la belleza de sus mausoleos elaborados con un estilo neoclásico bastante refinado, que fue inaugurado en 1808, además cuenta con una importante colección de esculturas.
Por su parte, el Museo de Arte de Lima es el centro neurálgico artístico de Perú, en él se exhiben a diario la colección más importante y obras del arte del país, donde se encontrarán piezas de cerámicas y textiles de las culturas prehispánicas. Asimismo, las dependencias del museo están situadas en el Palacio de la Exposición, declarado monumento histórico en 1973. Y ahora es tiempo de descansar para estar totalmente preparado para la noche en Lima. Lo ideal es reservar en alguno de los mejores restaurantes de la capital peruana como Maido o Central, ya que se descubrirá el otro lado de la más alta gastronomía peruana.
Día dos
El segundo día será menos intenso que el anterior, pero será igual de imprescindible. El día comenzará visitando el bohemio distrito de Barranco, un lugar con un encanto especial gracias a sus casonas de balneario de mediados del siglo XX o el puente de los Suspiros que según dice la leyenda, "si puedes cruzar el puente aguantando la respiración, se cumplirá tu deseo". Otra parada obligatoria será el Museo MATE, fundado por el famoso fotógrafo peruano Mario Testino, ubicado en una mansión restaurada del siglo XIX, en él se exhiben lo mejor del arte y fotografía contemporánea nacional e internacional.
Y es que Lima es mucho más que su historia colonial. Por ello, toca disfrutar del punto más aventurero del viaje, si te atreves claro. Desde un parapente en Miraflores se podrá disfrutar desde el aire todo el circuito de playas conocido como Costa Verde y el distrito de Miraflores. Lo usual es despegar del Parque Raimondi, que está situado en el malecón. Después de la gran experiencia en parapente, merece la pena recorrer el distrito y su paseo marítimo.
Antes de poner fin al viaje por la capital habrá que terminar el día visitando el distrito de San Isidro. Esta zona empresarial cuenta con los edificios más modernos y proyectos arquitectónicos más audaces, como el edificio de Interbank, diseñado por el arquitecto austríaco Hans Hollein o la tradicional zona de EL Olivar, llamada así por los centenarios olivos de sus parques. Y con todo esto ya se habrá explorado y disfrutado de una ciudad que evoluciona día a día.